La Blueberry, exquisita y colorida, recibe este nombre por el color violáceo que toma durante la floración, y por su aroma dulce y fresco a arándanos. Hoy nos adentramos en la historia de esta variedad de marihuana, un híbrido tan curioso como amado, cuya genética ha sido usada como base en una gran cantidad de cruces desde que fue creada allá por la década de los 70.
DJ Short
Hablar de los orígenes de la Blueberry es hablar de su creador: DJ Short, un experto cultivador que, a pesar de haber vivido siempre apartado de los focos, se encuentra detrás de la creación de diversas variedades de cannabis e incluso de algunos de los híbridos más populares de todos los tiempos.
DJ Short, que nada tiene de disc jokey (DJ son las siglas de su nombre) ni de short (pues es un tipo más bien alto y de tonto no tiene un pelo, además de criador es psicólogo y biólogo), es un cultivador canadiense que empezó, como casi todos, cultivando sativas a principios de los 70. Por aquel entonces trabajaba en Oregón, mayormente con variedades landrace sudamericanas, llegadas de Colómbia, Panamá o México; que plantaba tanto en exterior como en interior, seleccionando meticulosamente aquellos individuos que reunieran unas “características deseables”.
La Família Blue
La suerte (la nuestra) hizo que a medianos de los 70 cayeran en sus manos (no sabemos si proporcionadas por algún cultivador de la costa oeste o por algún hippie que estuviera de vuelta del hippie trail) semillas llegadas de oriente. Entre estas había sativas tailandesas y las primeras indicas afganas que llegaban al continente americano. Con estas plantas en su poder, Short empleó su habilidad y su instinto en intentar estabilizarlas para crear nuevas genéticas. Aquellas primeras investigaciones concluyeron en el descubrimiento de dos sativas muy peculiares: una hembra tailandesa a la que llamó Juicy Fruit, de sabor dulce y colocón intenso; y una hembra Purple Thai (cruce de Highland Oaxaca Gold -sativa mexicana- y Chocolate Thai), que poseía la peculiaridad de que tomaba tonos morados como reacción al frío.
Por otro lado, las indicas afganas, que habían llegado a la par que se desarrollaban los cultivos de interior, se convertirían en el tercer pie de la genética Blueberry. Short adaptó los focos de luz a estas variedades, que necesitaban más potencia, y consiguió un cultivo homogéneo, muy uniforme que producía unos cogollos bien densos; además el tiempo de floración era rápido, prácticamente la mitad que el de las sativa. El único problema que tenía Short con las afganas era ese tipo de colocón tan sedante que proporcionaban, muy alejado de los efectos enérgicos y eufóricos de las sativa a los que estaba acostumbrado. La solución era bastante obvia y no le fue difícil hallarla.
Fue así como a principios de los 80 nació la familia Blue, a partir de una mezcla de Purple Thai y un macho afgano. La combinación de sativa y indica reducía notablemente el tiempo de floración respecto a las sativas puras, y el resultado eran unos cogollos llenos, resinosos y abundantes; de sabores suaves, dulces y afrutados; con notas de frutas del bosque, arándanos, bayas, uva... Y que equilibraba los efectos relajantes de tipo indica con un colocón más activo. Lo cierto es que DJ Short, junto con sus contemporáneos (aquellos legendarios cultivadores californianos), fueron los responsables de destapar un nuevo mundo que se desplegó para consumidores y cultivadores de todo el mundo, que desde entonces podemos beneficiarnos de variedades de marihuana que se adaptan al clima y son fáciles de cultivar, además de un amplio abanico de sabores y efectos que no hace más que ampliarse.
De aquellos cruces iniciales salió la Flo: Purple Thai x Afghani, 60% sativa, 40% indica; un híbrido de producción muy corta (solo tardaba siete semanas en madurar) que se convertiría en un clásico. Este primer cruce producía unos cogollos púrpuras en forma de pera que causaban unos efectos suaves y enérgicos, y mantenían la cabeza clara.
Siguiendo con esa línea de trabajo, Short cruzó algunos ejemplares de Flo con hembras seleccionadas de un cruce de Juicy Fruit x Afghani. La Blueberry, que al contrario de su predecesora era de predominancia indica (80% indica, 20% sativa), fue el resultado de varias selecciones de este cruce. Esta nueva variedad también heredaba el color púrpura azulado, así como el sabor fresco y dulzón, pero lo que la convirtió en una variedad tan popular fue, seguramente, su potencia y su alto contenido en THC. La genética indica le confería una fuerte sensación de relax, pesadez física e incluso esa tendencia a la reflexión cerebral, pero a su vez todo ello quedaba equilibrado por la parte sativa, que aportaba una poderosa sensación de euforia. Tan pronto como fue descubierta se hizo un nombre en las calles de la costa oeste.
La Blue Velvet, también conocida como Blueberry Thai, fue otro de esos primeros cruces que engendró la família Blue, y que pasó a la historia por ser el primo de la Flo y la Blueberry. Esta era una cepa híbrida, 50% indica 50% sativa, que del mismo modo que la Flo venía de un cruce Purple Thai x Afghani.
Blueberry, una genética esparcida por Europa
Como previamente hicieron muchos de sus compatriotas, DJ Short abandonó los Estados Unidos y sus políticas prohibicionistas, y dio el salto a Europa en los 90, década durante la cual esparciría sus semillas y sus nuevas variedades por los bancos de semillas del momento.
El primer lugar en que recaló fue Holanda, donde era posible trabajar legalmente con cannabis y tenía más posibilidades de seguir desarrollando variedades. Allí trabajó para el banco de semillas Sagarmatha, empresa con la que comercializó la Blueberry, la Flo y la Blue Velvet; y con la cual desarrolló nuevas variedades, como la Blueberry Bud, que todavía hoy podemos encontrar distribuida por Sagarmatha (a pesar del sinfín de acusaciones que se produjeron tras el fin de su relación laboral). Poco después saltó a Dutch Passion, quien también compró y comercializó la genética Blueberry, y donde Dj Short corrió la misma suerte que en la anterior compañía. De esta colaboración nacieron diversas variedades blue, como la Blue Heaven, la Blue Moonshine y la Purple Passion.
Finalmente se trasladó a Suiza antes de volver a su Canadá natal. Allí trabajó para Spice of Life Seeds, y crearon híbridos como la Moonshine Rocket Fuel, la Rosebud y la Blue Satellite. De regreso a Canadá, ya bien entrados los 2000, fundó su propio banco y siguió haciendo híbridos descendientes de la genética blue. Actualmente sigue en activo, aunque en un segundo plano, asesorando a su hijo en Old World Genetics.
Características de la Blueberry
Linaje: Afghani Indica, Puprle Thai, Sativa Thai (Juicy Fruit)
Aroma: arándanos, bayas, dulce y fresco
Efectos: relajante, sensación de bienestar, euforia, somnolencia
Propiedades medicinales: anti-estrés, sedante, antiinflamatorio, ansiolítico, antidepresivo, inductor del sueño, bueno para las migrañas
Actualmente la Blueberry se cultiva en más de 60 países y tiene un lugar reservado en el top 10 de cultivadores de todo el mundo. Todavía hoy siguen apareciendo descendientes de la família blue, y nos encontramos con híbridos tan interesantes como la Blue Dream i la Blue Kush. Seguir la pista del linaje de las distintas variedades Blue es una tarea prácticamente imposible. A través de las más de cuatro décadas de trabajo que las han ido sucediendo, el origen y la composición genética de algunas de estas variedades se han ido alterando. No obstante, todas ellas están, aunque sea remotamente, relacionadas entre sí. Algunas toman gran parte de la Puple Thai; otras se parecen más a esa primera Juicy Fruit; algunas otras presentan marcadas características indica... Además, por cada nueva variedad que se ha ido creando pueden salir diferentes fenotipos. Lo bueno de todo esto es que la carta nunca termina, y podemos estar seguros de que seguirán apareciendo nuevas variedades dulces y azuladas con las que deleitarse.
Fuentes:
Leafly
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