El consumo y cultivo de marihuana ha proliferado en espaƱa en las Ćŗltimas dĆ©cadas con la multiplicaciĆ³n de tiendas especializadas, ademĆ”s de una industria dedicada al sector del autocultivo. La situaciĆ³n de "semi impunidad legal" para cultivadores (que discretamente plantaban en casa para su autoconsumo) ha derivado (en los Ćŗltimos aƱos) en un estallido de Clubs y Asociaciones de fumadores que, ofrecen a sus socios la comodidad para conseguir flores secas de marihuana.
Los primeros Grow Shop
Hace ya mĆ”s de una dĆ©cada abrieron sus puertas los primeros Grow Shop ( o tiendas de cultivo). Estas tiendas especializadas en el cultivo de marihuana, en interior y en exterior, han sido lugar de peregrinaciĆ³n durante aƱos para todos aquellos cultivadores que querĆan aprender y compartir experiencias con otros. Por su parte las tiendas Grow Shop han sido ejemplo de un colectivo que ha ido profesionalizĆ”ndose con los aƱos hasta llegar al nivel actual donde cualquier inquieto puede entrar, preguntar y contagiarse del amor por una planta ademĆ”s de por una forma de ver la vida distinta a los patrones sociales.
Aumento del sector cannƔbico
Casi 20 aƱos de grow shops en espaƱa dan para muchas historias (no hemos estado quietos y hemos hecho ruĆdo). La proliferaciĆ³n de tiendas ha llevado, en la mayorĆa de ciudades y pueblos, a un emprendedor que ha decidido montar la suya y formar parte de este gran colectivo. Incluso en algunas ciudades espaƱolas vemos como han aparecido mĆ”s de 15 tiendas! QuĆ© demuestra esto? Una normalizaciĆ³n del sector gracias a la gente que ha entrado en cada una de esas tiendas y, comprando lo que fuere, ha contribuĆdo con su granito de arena para que sigan adelante. Todos esos granos de arena han venido formando lo que hoy es una industria sĆ³lida completamente dedicada al cultivo de marihuana.
Si entendemos que el activismo cannĆ”bico es mĆ”s que una cita en un dĆa seƱalado, o hacer popular una sustancia, y vemos lo que hay detrĆ”s, encontraremos la cotidianidad de cada uno de estas personas que se levantan diariamente para ir a trabajar como cualquier otro. Eso sĆ: en algo que les apasiona!! Hay mil opiniones acerca de tiendas que han abierto, cerrado y otras que abrirĆ”n o siguĆ©n abiertas. Lo cierto es que, en el aƱo 2013, ya no podemos pretender que las empresas no sean una actividad para generar beneficios, pero entrando a un grow shop estamos abriendo la puerta al mundo de un amante del cannabis y eso ya es garantĆa de mucho mĆ”s de lo que encontraremos en otros sectores.
Gracias a la demanda empresas han apostado por el sector, y que dan trabajo a cientos de personas que viven de ello. La popularizaciĆ³n de bancos de semillas, fertilizantes, sustratos o equipos de iluminaciĆ³n (entre otros) son ya un hecho. Cada uno de los cultivadores que entran, o han entrado, a una tienda han contribuido en generar esta masa activista de personas que viven y trabajan por y para la normalizaciĆ³n.
QuĆ© es la normalizaciĆ³n del cannabis?
Desde Sant Yerbasi entendemos que normalizaciĆ³n del cannabis significa que la marihuana estĆ© presente entre nosotros y que nadie lo vea extraƱo. No se trata de hacer populismo de una sustancia ni de imponer ideas a los que piensan contrario. Entendemos que la normalizaciĆ³n viene de la mano de cada individuo: En la reflexiĆ³n, que internamente, lleva a cada persona a crear su criterio al respecto. El dĆa que cada sujeto pasa de la negatividad a la tolerancia, toda la sociedad que le rodea gana en normalizaciĆ³n. No se trata de fomentar el consumo entre los que no son consumidores, ni de explicar medias verdades al respecto, la normalizaciĆ³n llega cuando un no consumidor valora de forma no negativa el consumo. El dĆa que el cannabis no forme parte de las preocupaciones, y en vez de eso forme parte de las opciones, la sociedad habrĆ” ganado algo mucho mĆ”s preciado que una planta, habrĆ” ganado en respeto.
La idea de la gente sobre los consumidores estĆ” cambiando. AntaƱo se veĆa al consumidor de cannabis como una persona muy fumada, apĆ”tica y falta de actividad. A dĆa de hoy existen millones de consumidores en todo el mundo que trabajan duramente y consumen su dosis a final de dĆa para relajarse. Son gente normal que cumple con todas las exigencias sociales y que al llegar a casa se relaja como quien se toma un tĆ©, juega a las cartas, va al gimnasio, se conecta al facebook o cualquier otra actividad. La sociedad esta cambiando la percepciĆ³n del cannabis como algo negativo por la sensaciĆ³n de algo conocido "que estĆ” ahĆ, no molesta y puede ser interesante".
El otro activismo: Las asociaciones
De una forma paralela a la citada anteriormente (en la que ha proliferado la difusiĆ³n de conocimientos para el cultivo), aparece el fenĆ³meno de los Clubs de fumadores (o Asociaciones de Consumidores de Cannabis) dĆ³nde encontramos un grupo de personas que libremente deciden colaborar para cultivar de forma conjunta lo que cada uno no puede hacerse en casa. El amparo legal que, hasta el momento, han tenido estas asociaciones ha dado muestra del interĆ©s que hay en este segmento. Decimos hasta el momento porque el interĆ©s de los cuerpos policiales y judiciales en estas asociaciones ha ido creciendo exponencialmente, de igual forma que Ć©stas. El aumento de estos Clubs de Fumadores ha sido de tal calibre que ahora es extraƱo andar por las calles de cualquier municipio y no cruzarnos con una.
La fĆ³rmula es sencilla: conocer a un socio que te avale, pagar una cuota anual de socio y las contribuciones al cultivo colectivo para compensar nuestras necesidades. El modelo asociativo mĆ”s comĆŗn es claro: Un centro espectacular, con grandes espacios para el relax de sus socios, gran carta de variedades y extracciones. Los socios pueden acudir al club y no sĆ³lo consumir, si no tambiĆ©n compartir ideas y experiencias con otros socios.
Casos recientes como el del pueblo catalĆ”n de Rasquera, con voluntad de alquilar unos terrenos para el cultivo de cannabis, no son mĆ”s que un reflejo de la intenciĆ³n de asociaciones, con el respaldo de miles de sus socios, por conseguir una gran superfĆcie de cultivo legal. Al parecer el nĆŗmero de algunas de estas asociaciones supera los 10.000 socios, creando una necesidad de una superficie de cultivo suficientemente grande como para atender la demanda de los asociados.
Por lo que parece (conocedores de la negativa a Rasquera), al ministerio de justicia, no le agrada la idea de grandes cultivos en ninguna latitud. En los Ćŗltimos aƱos se ha multiplicado el hallazgo, por parte de la policia, de grandes superficies destinadas al cultivo de marihuana en toda la penĆnsula. Es cierto, muchas asociaciones siguen abiertas y continuando con sus actividades, pero sus cultivadores son llamados por un sistema judicial que todavĆa no lo tiene claro.
Al CĆ©sar lo que es del CĆ©sar: Las asociaciones han conseguido algo muy positivo: Facilitar el acceso al cannabis a personas que enfermos o no, por edad o situaciĆ³n, les hubiera sido muy difĆcil en el mercado negro. Si volvemos a hablar de normalizaciĆ³n, debemos dar un punto a favor a estos clubs, que facilitan e integran a sus asociados, en vez de marginarlos por querer acceso a su planta favorita.
2 Actitudes: 1 Activismo
Como en otros Ć”mbitos, el cannabis, ha sido y serĆ” objeto de debate, no sĆ³lo desde fuera si no tambiĆ©n desde dentro. Las formas y actitudes que cada uno pueda mostrar son el reflejo de su personalidad y necesidades. Algunos dirĆ”n que lo bonito e idĆlico serĆa que todos viviĆ©ramos en paz compartiendo todo, otros dirĆ”n que la sociedad es la que es y que hay que enriquecerse para vivir lo mejor posible... AquĆ no estamos para imponer ninguna verdad, la Ćŗnica verdad que vale la pena es la libertad. Uno puede elegir colaborar, por unos gramos, o vivir la experiencia del cultivo de una planta de marihuana.
Nuestra actitud al respecto es ayudar a que cualquiera pueda hacerse por Ć©l mismo lo que antes debĆa comprar: "Dale un pez a un hombre y comerĆ” un dĆa, ensƩƱale a pescar y comerĆ” siempre".
Si activismo cannĆ”bico define la lucha por conseguir la despenalizaciĆ³n, hoy en dĆa existe una lucha mundial (con miles de frentes abiertos) en contra del prohibicionismo.
El precio del autocultivo
Cualquiera, con un mĆnimo de espacio en interior o un pequeƱo balcĆ³n o jardĆn en exterior, puede tener acceso al cultivo de marihuana. El coste de unas semillas, fertilizantes y tierra son mĆnimos comparados con conseguir algunos gramos en una asociaciĆ³n (y por supuesto mucho mĆ”s barato que en el mercado negro). Por suerte o por desgracia, nadie como uno mismo para cultivar lo que consumiremos. Ahorraremos dinero y ganaremos una experiencia enriquecedora a todos los niveles.
La situaciĆ³n fiscal y judicial de los Clubs de fumadores
Actualmente, en el estado espaƱol, las asociaciones tienen unas cuentas que pueden declarar, o no. Gozan de lo comunmente llamado un IVA voluntario que pueden decidir aportar al estado o no. Cuando algunos comentan que el estado se enriquece de todo este asociacionismo, deberĆan tener en cuenta que muchas de estas asociaciones no presentan ningĆŗn tipo de balace econĆ³mico ni de cuentas, cosa que las hace (a la vista de las recaudaciones del estado) un ingreso de pocos o 0 euros. AsĆ pues, no es de extraƱar la persecuciĆ³n a la que se ven sometidas algunas de ellas.
La situaciĆ³n judicial es imprevisible: Por un lado se oyen voces activistas que comentan que no puede pasar nada mĆ”s que la legalizaciĆ³n de los clubs y por el otro se perciben actuaciones en contra de Ć©stos. En teorĆa (y siempre en teorĆa pues las sentencias al respecto son muy variables), el asociacionismo es un derecho,Ā pero no queda claro quĆ© amparo pueden tener los socios de un club que presuntamente "estĆ” realizando actividades ilĆcitas".
Los equipos de LED no sĆ³lo estĆ”n listos para sustituir al sodio si no que ademĆ”s ya estĆ”n por encima en cuanto a producciĆ³n, y calidad de las flores finales. Lo que sĆ es importante decir es que no todos los fabricantes de leds ofrecen un producto de la misma calidad. Nosotros hemos realizado pruebas con todo tipo de equipos, desde el mĆ”s barato hasta los mĆ”s caros y vemos unas diferencias muy grandes. Lamentablemente los resultados con las lĆ”mparas mĆ”s econĆ³micas dejan mucho que desear, mientras que cuando se utilizan equipos de calidad los resultados son sorprendentemente buenos. Te recomendamos leer el seguimiento con Dominator 2x XL que hicimos desde semillas hasta cosehca de la Leslie Kush cultivada con LEDs de Lush Lighting que diĆ³ unos resultados de mĆ”s de 700 gramos en un metro cuadrado con tan sĆ³lo 8 plantas. AhĆ podrĆ”s ver con tus propios ojos cĆ³mo se desarrollaron, con fotos y explicaciones por semana.
Bajo nuestro punto de vista el secreto no estƔ en ahorrar watios utilizando luces de menor potencia, si no utilizar la misma potencia y obtener mejores resultados. Te animamos a dar el cambio. No te arrepentirƔs.
Saludos y buenos humos!